UChicago Medicine utiliza ablación por radiofrecuencia para destruir nódulos tiroideos benignos

Crissy Tsiakopoulos, de Cedar Lake, Indiana, con el cirujano endocrino de UChicago Medicine, Dr. Xavier Keutgen, quien abordó sus nódulos tiroideos mediante una innovadora técnica conocida como ablación por radiofrecuencia.
La mayoría de las personas no piensan dos veces en el acto de ingerir alimentos. Ya sea al tomar un sorbo de café o comer un sándwich, es probable que no te percatas verdaderamente del proceso de transferencia de alimentos o líquidos de tu boca a tu estómago, al menos, hasta que se presenta algún inconveniente.

Para Crissy Tsiakopoulos, de 46 años, el problema comenzó en diciembre de 2019.

"Cada vez que injería alimentos sentía como si algo presionaba mi garganta", dijo la residente de Cedar Lake, Indiana.

Se miró en un espejo, no vio nada inusual, pero la sensación de compresión era evidente.

"No tenía idea de que se trataba", dijo Tsiakopoulos. "Pero sabía que estaba en mi garganta".

La Nasofaringoscopía, cuando un médico de oídos, nariz y garganta guía un endoscopio flexible a través de la nariz para examinar la garganta, no reveló nada. Pero una ecografía encontró un bulto en el lado derecho de su tiroides, una glándula productora de hormonas en la base del cuello.

Para Tsiakopoulos, quien investigó su condición, fue difícil no asumir lo peor. Nadie en su familia había presentado este tipo de condiciones (nódulos), conocida como nódulos tiroideos, entre el 5% al 15% de los pacientes presentaban nódulos cancerosos.

Afortunadamente, una biopsia reveló que el nódulo era benigno.

"Está bien, no es canceroso, eso es genial, pero aún está en mi garganta y sigue creciendo", dijo Tsiakopoulos. "¿Y ahora qué?"

El médico explicó que los nódulos tiroideos benignos son comunes y que muchas personas viven sin notarlos. Sin embargo, a veces estos nódulos inducen síntomas distintos y requieren una extracción quirúrgica.

"Esa era la única cosa que quería evitar", dijo Tsiakopoulos, quien no quería tomar medicamentos tiroideos a largo plazo, una posibilidad según el tipo de cirugía realizada.

Así que intentó vivir con su bulto. El nódulo se redujo después de que una aguja de la biopsia eliminara parte del tejido. Sin embargo, para mayo de 2022, la presión volvió a su garganta y el nódulo había crecido más.

Siguiendo la recomendación de su médico, se sometió a otra ecografía y biopsia para reducir el bulto. Pero Tsiakopoulos buscaba una solución adicional y de mayor duración.

Fue entonces cuando encontró un artículo sobre la ablación por radiofrecuencia (RFA), una técnica en la que los médicos utilizan calor para destruir nódulos. La técnica se ha utilizado en Corea del Sur y en Europa durante muchos años.

"La ablación por radiofrecuencia añade básicamente una dimensión completamente nueva al tratamiento de los nódulos tiroideos benignos porque permite a los pacientes evitar una operación al tiempo que reduce el nódulo y resuelve los síntomas", dijo el Dr. Xavier Keutgen, cirujano endocrino de la Universidad de Chicago Medicine.

Idealmente, los nódulos aptos para la RFA tienen un tamaño igual o inferior a 4 centímetros y se encuentran en un lado de la tiroides. También se demuestra que es benigno mediante una biopsia. En ciertas circunstancias, los pacientes con nódulos más grandes, nódulos bilaterales o múltiples también pueden considerarse para una RFA.

"Pensé para mí misma, si este es un tratamiento que va a ser completamente nuevo, quiero ir a University of Chicago Medicine”, dijo Tsiakopoulos.

Tsiakopoulos se puso en contacto con el Dr. Keutgen, quien se estaba entrenando para ser uno de los primeros médicos en Chicago en ofrecer RFA como opción para tratar el nódulo tiroideo benigno.

"Creo que lo más notable de Crissy fue su disposición a someterse a un nuevo procedimiento y confiar en que lo haríamos bien", dijo el Dr. Keutgen.

Le explicó a Tsiakopoulos cada paso del procedimiento; recibiría un medicamento para ayudarla a relajarse. Una aguja administraría un anestésico local para adormecer su cuello. Luego insertaría una aguja especial (la sonda RFA) que destruiría el tejido tiroideo mediante calor.

Guiado por ecografía, el Dr. Keutgen extirparía cuidadosamente la mayor parte del nódulo bajo su visión directa para preservar el tejido circundante.

"Intentamos destruir entre el 70% y el 90% del nódulo, pero evitamos la parte que está cerca del nervio laríngeo recurrente y los grandes vasos sanguíneos porque no queremos dañar", dijo el Dr. Keutgen.

Las áreas del nódulo que han sido objeto de una ablación son luego reabsorbidas por el cuerpo.

El procedimiento de Tsiakopoulos en enero duró aproximadamente 40 minutos. Al día siguiente, experimentó un dolor mínimo relacionado con los hematomas.

"El Dr. Keutgen me llamó por la mañana para preguntarme como me sentía y le dije: 'Estoy perfectamente bien'", dijo Tsiakopoulos. "Ya podía sentir que el nódulo era mucho más pequeño".

Recientemente tuvo su seguimiento a los tres meses y supo que el nódulo se ha reducido en un 70% desde la ablación. No hay ninguna cicatriz visible del procedimiento.

Es poco probable, pero existe una pequeña posibilidad de que el nódulo vuelva a crecer. Pero Tsiakopoulos ya tiene una respuesta para eso.

"Simplemente voy para realizarme otro procedimiento con RFA”