Una sesión de preguntas y respuestas con el neurocirujano pediátrico, Dr. Eric Thompson, MD

Image of pediatric neuroscientist looking at brain scan

¿Qué motiva a alguien a dedicar su profesión a ayudar a los niños a sobrevivir el cáncer de cerebro?

Brandon Chew, un estudiante de posgrado en biología celular y molecular de la UChicago Medicine, quería descubrirlo. Como pasante de myCHOICE en el departamento de comunicaciones, se sentó con el profesor de neurocirugía Dr. Eric Thompson, MD, para conocer su experiencia clínica e investigación.

¿Por qué decidiste seguir una carrera en medicina y en particular en neurocirugía pediátrica?

Para ayudar a las personas, especialmente en el contexto de las ciencias biológicas, que me han interesado desde una edad muy temprana. Era importante para mí tener una carrera en la que pudiera ayudar a las personas, que presentara nuevos desafíos siempre y cuando fuera intelectualmente estimulante. Me sentí atraído por la neurocirugía pediátrica porque puedo ayudar a niños, es fantástico trabajar con ellos. Otra razón es que tengo la oportunidad de tratar pacientes que abarcan todo el campo de la neurocirugía.

¿Cuáles son algunas de las condiciones que manejas y cuáles serían los desafíos para tratamiento de pacientes con tumores malignos que afectan el sistema nervioso?

Algunos principales son los tumores cerebrales y de columna, la epilepsia, la craneosinostosis, los trastornos congénitos de la columna vertebral, trauma e hidrocefalia. Un objetivo general en el campo del tratamiento de tumores cerebrales pediátricos es encontrar tratamientos menos tóxicos y más efectivos que la quimioterapia y la radiación. Cada tumor es biológicamente diferente. Debido a su ubicación, puede ser difícil que los tratamientos de quimioterapia lleguen al cerebro. La barrera hematoencefálica es muy útil para mantener alejados a los patógenos del cerebro, pero también dificulta la entrada de medicamentos. En algunos casos, a pesar de grandes cantidades de quimioterapia, algunos tumores son muy agresivos y esos tratamientos resultan ineficaces.

¿Puede decirme más sobre su investigación actual y en qué está trabajando a continuación?

Tengo un laboratorio de ciencias básicas que estudia los tumores cerebrales pediátricos y cómo pueden propagarse por todo el sistema nervioso. Mi enfoque principal es tratar y prevenir los tumores cerebrales mediante inmunoterapia, aprovechando la capacidad del cuerpo para reconocer algo como extraño y atacarlo.

Mi laboratorio está estudiando dos proteínas, ABL1 y ABL2, que creemos son responsables de impulsar la propagación de diferentes tipos de tumores cerebrales, en particular el meduloblastoma, en todo el sistema nervioso. Un objetivo a largo plazo sería convertir este trabajo en un ensayo clínico con la esperanza de prevenir o tratar los tumores cerebrales diseminados.

Actualmente, estoy liderando un ensayo clínico multicéntrico que involucra una vacuna en base de péptidos para tratar el glioma pontino intrínseco difuso (GPID) recién diagnosticado y el meduloblastoma recurrente. Nuestros datos preliminares en la fase 1 fueron lo suficientemente alentadores como para que la FDA financiara un ensayo multicéntrico en fase 2. Por lo tanto, estaremos inscribiendo pacientes para ese estudio en los próximos cuatro o cinco años.

¿Cómo ves la relación entre tu investigación y tu trabajo clínico?

Como médico que realiza investigación, creo que tenemos un papel único para saber cómo los problemas afectan a los pacientes y cómo tratarlos mejor. En otras palabras, estoy en una posición para saber cómo tratar a alguien, pero también sé cuán impactantes son ciertos tratamientos para la calidad de vida del paciente. También estoy en posición de realizar desarrollos en el laboratorio y llevarlos a la práctica clínica. Espero que al estar ubicado en UChicago Medicine, sea más fácil para los pacientes de neurocirugía pediátrica acceder a los servicios y recibir la atención que necesitan.

¿Todos los tumores cerebrales son cancerosos?

No necesariamente en niños. Los tumores generalmente se pueden clasificar en dos categorías: uno es de bajo grado, que son benignos y de crecimiento lento, y el otro es de alto grado, que son malignos y cancerosos. Los más comunes son de bajo grado. Los tumores cerebrales de alto grado en niños son raros en la población general. El problema es que son muy mortales, por eso es clave encontrar cómo tratarlos y prevenirlos.